El crecimiento exponencial en la mecanización agrícola, la investigación y desarrollo que puso a disposición del agricultor nuevos fertilizantes cada vez más económicos y eficaces, los procesos de mejora en lo referente al control de plagas y enfermedades, las nuevas técnicas de cultivo y la presencia en el mercado de variedades de los diferentes cultivos más adaptadas al medio y al gusto del consumidor final, han llevado a multiplicar por diez en muchos casos las producciones agrícolas.
Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) constituyen un conjunto de reglas a observar en la implementación de plantaciones y manejo de cultivos. Se crearon para optimizar la producción agrícola, reduciendo al máximo los riesgos asociados a estas prácticas, tanto para los seres humanos como para el medio ambiente. En términos de protección vegetal, también pueden denominarse "buenas prácticas fitosanitarias".
El concepto de Buenas Prácticas Agrícolas ha evolucionado en los últimos años en un contexto económico y alimentario en rápida evolución y globalización. Este desarrollo también está vinculado a las preocupaciones y compromisos de muchas partes interesadas para garantizar la producción y la inocuidad de los alimentos, la inocuidad y la calidad de los alimentos y un medio ambiente sostenible. Las Buenas Prácticas Agrícolas se basan en las recomendaciones y conocimientos disponibles para promover la producción agrícola sostenible y los procesos que la siguen en términos ambientales, económicos y sociales, al tiempo que se generan productos agrícolas alimentarios y no alimentarios, saludables y seguros.
Para conservar y mejorar nuestro hábitat. La educación ambiental debe estar presente tanto en los individuos como en las comunidades, para adquirir conciencia de nuestro medio y aprender los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y también la determinación que les capacite para actuar, individual y colectivamente, en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros.
Además, las Buenas Prácticas Agrícolas y los avances tecnológicos constituyen la base para que la agricultura castellano-manchega alcance estos objetivos. Se trata de proveer alimentos de calidad, haciendo rentable la actividad de las empresas agrícolas, disponiendo de la aceptación del conjunto de la sociedad de las prácticas aplicadas y respetando el medioambiente.
Desde Ferlabs Laboratorio, sabemos que nos encontramos en un momento apasionante en que el conocimiento tecnológico, debidamente incorporado y aplicado a la práctica diaria con la ayuda y asesoramiento técnico de nuestro equipo humano, se convierte en el primer paso para alcanzar el éxito y cumplir con las buenas prácticas agrícolas.
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